_comunicación ceda al consejo fadu | viaje de estudios del ceda
comunicado c.e.da. sesión ordinaria consejo f.a.d.u.
3 de setiembre de 2025
Un gremio con tanto legado histórico como el c.e.d.a., que tuvo un rol activo en de hitos tan importantes como la elaboración del Plan de Estudios de 1952 de la carrera de Arquitectura y en la lucha por la autonomía y el cogobierno, principios finalmente consagrados en la Ley Orgánica de 1958, tiene hoy el desafío de mantenerse en constante movimiento sin perder en ese cambio la esencia que le da sentido; siempre bajo el compromiso de reivindicar a lxs estudiantes y futurxs profesionales de la universidad como actores clave en la transformación social a través de la práctica del pensamiento crítico.
En este camino, con sus altibajos, aciertos y errores, cada colectivo estudiantil ha intentado en los últimos años tomar la bandera del c.e.d.a.; no es ajeno a nadie el proceso que implicó tanto para la f.a.r.q. -hoy f.a.d.u.- como para el Centro de Estudiantes de Arquitectura -hoy Centro de Estudiantes de Diseño y Arquitectura- la incorporación de las carreras de diseño a la facultad.
Ese momento de quiebre disciplinar fue también un punto de inflexión interno que modificó radicalmente nuestra forma de ver la realidad.
Una visión integral del diseño, una mirada interdisciplinar sobre lo que significa el arte y la ciencia de proyectar, no es una novedad absoluta: ya la Bauhaus, hace más de un siglo, buscaba ampliar horizontes en esa dirección. Sin embargo, lo que para otros fue escuela, para nosotrxs se vuelve práctica viva: gremial y universitaria.
Significa pensar en clave colectiva cómo cada disciplina se nutre de las demás, cómo la formación se conecta con las condiciones materiales de vida y cómo la creatividad cobra sentido únicamente si se pone al servicio de una sociedad más justa.
Desde esta perspectiva, el c.e.d.a. se reconoce heredero de un legado y, al mismo tiempo, protagonista de un presente que exige unidad y movimiento.
Porque en nuestra facultad, en nuestra universidad y en nuestro país, todo toca todo. Por eso, la tarea de un gremio estudiantil es sostener esos vínculos, tensarlos, problematizarlos y proyectarlos, siempre con la certeza de que el lugar de lxs estudiantes es es intentar ampliar las miradas hacia un proyecto común.
El Viaje de Estudios del c.e.d.a. y los Grupos de Viaje del c.e.d.a. son frutos de estos mismos esfuerzos y sentidos. Frente a la lógica elitista que reservaba el viaje de egreso para unos pocos «notables», el movimiento estudiantil transformó esa práctica en un derecho colectivo y formativo. No se trataba solo de un viaje disciplinar neutro, sino de una experiencia universitaria crítica, asociada a su tiempo y a su medio.
La búsqueda del c.e.d.a. hacia mediados del siglo XX fue clara: viajar es un derecho, pero viajar no puede significar la mera reproducción de una visión eurocéntrica y «apolítica» de lo que es la buena arquitectura. El viaje debía ser una oportunidad para dotar al estudiantado de una visión internacionalista de la realidad, promoviendo la interacción con otras culturas, universidades, colectivos sociales y estudiantiles.
En fin: conocer e interactuar con las diversas realidades políticas que pueblan nuestro mundo, con el objetivo de que nuestros futurxs profesionales vuelquen en la sociedad aquello que la sociedad misma les dio, financiando tanto su carrera como su viaje formativo.
Sin embargo, a las razones de los primeros impulsos se fueron sumando el paso del tiempo, los cambios de contexto y la pérdida de memoria, que en general suele debilitar lo construído.
Los Grupos de Viaje del c.e.d.a., por su propio carácter cultural y atractivo académico, terminaron en muchos momentos enclaustrados en sus prácticas, alejándose de la vida gremial más amplia del Centro de Estudiantes.
Varias Revistas del c.e.d.a. primero y las TRAZO después hicieron eco de esas contradicciones: artículos destacados planteaban la disyuntiva entre la práctica gremial en su sentido más ortodoxo y las prácticas culturales, con las tensiones que inevitablemente de allí se desprendían.
La dictadura cívico-militar, en sintonía con su política represiva y regresiva, profundizó esta separación. Mientras el c.e.d.a. fue declarado organización sediciosa y prohibida por lo tanto, el Grupo de Viaje del c.e.d.a. -rebautizado como Grupo de Viaje de la Facultad de Arquitectura, debido a la proscripción gremial- a pesar de sufrir un parate, inmediatamente continuó con sus actividades.
Este hecho marcó un antecedente que hoy analizamos con ojo crítico: la dictadura terminó de cristalizar lo que ya se insinuaba como una contradicción interna, una ruptura entre el Grupo de Viaje y el gremio que le dio origen y cobijo.
Con el retorno democrático también volvió el c.e.d.a., junto a muchxs estudiantes que habían estado en el exilio. Allí comenzó una nueva etapa que aún nos atraviesa: desde el gremio se impulsó un trabajo constante por recomponer el vínculo entre el Grupo de Viaje y el resto del Centro de Estudiantes. La sede de la Rifa volvió a estar en facultad; la Comisión Intergrupos de Viaje del c.e.d.a. se creó para ordenar reglamentos y articular a las generaciones con la Asamblea de lxs estudiantes; y las TRAZO surgieron como expresión de un Grupo de Viaje consciente de estas tensiones históricas.
A fin de no extendernos más, entendemos que la tarea de nuestra generación es seguir profundizando ese esfuerzo: que el Viaje de Estudios no sea una práctica aislada o meramente cultural, sino parte integral del proyecto gremial del c.e.d.a. y de una f.a.d.u. pública, crítica y transformadora.
Bajo todo lo dicho, y frente a la nueva realidad de nuestra casa de estudios y de nuestro gremio -y al estudiantado que representa y al cual pertenece- informamos al Consejo f.a.d.u. que, luego de un trabajo que se remonta a al menos cinco años, con largas discusiones, decenas de sesiones de la Comisión Intergrupos de Viaje (participando en ellas intengrantes de la g’16, g’17, g’18/19, g’20 y g’21) y Asambleas estudiantiles, finalmente desde el Centro de Estudiantes de Diseño y Arquitectura resolvimos avanzar hacia el cambio y, al mismo tiempo, volver a nuestras raíces.
A partir de ahora, lxs estudiantes decidimos que el Viaje de Estudios del CEDA será un viaje interdisciplinar, cumpliendo así con uno de los principios que le dieron origen: garantizar que cualquier estudiante de nuestra casa de estudios tenga el derecho a viajar y formarse como profesional crítico y consciente de su medio.